10.Mar.2014 / 04:51 pm / Haga un comentario

Nada más alejado de mis deseos (pequeñoburgueses, como el de hacer una Revolución Socialista por la vía pacífica) que pretender hacer una apología a la violencia, sólo pretendo señalar, que siempre ha existido una relación muy estrecha entre la política y la violencia; quién no ha recordado en las últimas semanas, a ese viejo pero vigente axioma marxista que dice, “la historia de la humanidad, es la historia de la lucha de clases”, o “la violencia es la partera de la historia”, y es que el conflicto y el consenso son resultado de las contradicciones antagónicas irreconciliables en la sociedad y no el simple deseo de imponer la voluntad de unos hombres sobre otros.

Gramsci nos señala que, en la guerra militar, logrado el fin estratégico de la destrucción del ejército enemigo y de la ocupación de su territorio, se da la paz. Es preciso señalar, por otro lado, que para que concluya la guerra basta con que el fin estratégico sea alcanzado sólo potencialmente; o sea basta con que no exista duda de que un ejército no puede combatir más y que el ejército victorioso «puede» ocupar el territorio enemigo. La lucha política es enormemente más compleja. En política, la destrucción del enemigo no significa necesariamente la muerte de los soldados, sino la disolución de sus vínculos como masa orgánica, esto quiere decir que mientras existan razones para que se vinculen orgánicamente sectores de la sociedad, siempre existirá la lucha política; por ejemplo mientras exista la sociedad capitalista y su contradicción principal capital-trabajo, existirán masas orgánicamente vinculadas para luchar contra el sistema capitalista.

Las luchas políticas, aún bajo un sistema democrático, no siempre se disuelven en el plano electoral, y es históricamente comprobable que las derrotas electorales son en muchas ocasiones el inicio de acciones violentas, la confrontación por el poder político, pone en evidencia dos recursos fundamentales, Poder y Violencia, la extrema forma de poder es la de Todos contra Uno, la extrema forma de violencia es la de Uno contra Todos; por ello la derecha venezolana busca reflejar nacional e internacionalmente que el poder de todos los venezolanos está siendo atacado por la violencia de Uno sólo, el Presidente de la República; el pequeño detalle en el que se equivoca la derecha venezolana es que ellos no son “Todos” y si algo ha demostrado la Revolución Bolivariana es que no es “Uno” nada más; el poder no es “algo”, es profusamente una relación, por lo tanto sin un grupo o un pueblo no hay poder (político), he allí la mayor carencia de la derecha venezolana.

Nunca ha existido un movimiento político exclusivamente basado en los medios de la violencia, incluso los políticos totalitarios, cuyo principal instrumento de dominio fueron las torturas, necesitan un poder básico (la policía secreta y su red de informadores). Incluso el más despótico dominio que conocemos, el del amo sobre los esclavos, que siempre le superarán en número, no descansa en la superioridad de los medios de coacción, sino en una superior organización del poder, en la solidaridad organizada de los amos; la oposición venezolana, juega con esta doble estrategia, de violencia y lucha política. El poder corresponde a la esencia de todos los Gobiernos, o por lo menos de aquellos que pretenden llegar al gobierno, pero no así la violencia. La violencia es, por naturaleza instrumental; como todos los medios siempre precisa de una guía y una justificación hasta lograr el fin que persigue; y lo que necesita justificación por algo, no puede ser la esencia de nada; la oposición venezolana no asume su estrategia violenta, debido a la imposibilidad de justificarla, pero no quiere decir que no la aplique, por el contrario la Revolución Bolivariana, aun pudiendo justificar la acción violenta del Gobierno, no aplica la violencia, ya que lo que necesita todo Gobierno no es justificar sus actos, sino legitimidad.

 

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