31.May.2010 / 09:52 am / 1 Comentario

Foto: Prensa JPSUVLa Juventud es un hecho social y como tal es hija en sus manifestaciones más características de las circunstancias históricas que le corresponden vivir. El concepto de joven está ineludiblemente marcado por el devenir dialéctico, el hilo continuo de las épocas; en el ámbito donde se dan todos los encuentros y los desencuentros: la sociedad; la cual ha jugado y jugará la acción determinante en los rumbos y compromisos responsables o no de éste invalorable sector que va más allá de la categorización etárea, de allí que el condicionamiento de la matrona sociedad con sus cargas de permisividades, privaciones y obligantes imposiciones puede convertirse en la «conciencia prescrita», alienada, de éste importantísimo sector, lo cual solo se ve trastocada cuando los frutos de una sociedad emergente en lo libertario y los sueños entiende que sin la telúrica y gallarda fuerza de una juventud soñadora, preocupada y ocupada por los destinos del colectivo, de la patria, no se estaría nunca completo en el concierto de las voluntades por el cambio revolucionario a profundidad.

La senda por donde se despliegue ésta categoría social en nuestra querida patria, no puede ser otra que aquella tapizada por el pensamiento y la acción en cuanto a las posturas claras y definida, en lo referente a nuestro futuro como nación libérrima, soberana y paradigmática en lo solidario con todos los pueblos que al igual que el nuestro, luchan con entusiasmo y denuedo por una sociedad justa, libre de inequidades; cuyo motor sea la verdad como práctica social imprescindible, condición única para no perder la confianza de nuestros hermanos compatriotas, lo que viene a concretarse en el hecho moral. Estos son los primordios o valores iniciáticos que nos conducirán hacia el tan soñado hombre nuevo de ese eterno joven que fue el comandante Ernesto «Ché» Guevara, esa es la gran tarea entre las inmensas y emergentes tareas de nuestra juventud, de la joven patria, de la juventud de nuestro partido.

El papel de los jóvenes siempre ha sido muy destacado y determinante en los diferentes procesos históricos que han dejado la impronta en el hecho de la consciencia colectiva de la humanidad, donde las cimientos del futuro se han estructurado al fragor de la tarea agotadora y enriquecedora sembrada en los campos de batallas y en el de las ideas de tantos soñadores de escasos años y abrumador optimismo.

Ese es el camino, el compromiso con la historia está sellado y se llama patria, se encuentra atado a la militancia por la vida y se llama socialismo.

La importancia en nuestra organización y para el país, del sector juventud más allá de los sobreentendidos y las heráldicas retóricas solo se materializará cuando en los espacios naturales e impostergablemente necesarios, el ondeo fresco de nuestros estandartes promisorios señalen el horizonte de la patria, cuestión que será producto del afán por la construcción permanente, incansable, de ciudadanía, de relaciones de compromiso donde el humanismo sofoque la mezquindades, las miserias, lo deleznable de la carga socio-cultural que nos ha impuesto una sociedad que niega permanentemente la vida.

Nuestro panorama político-revolucionario tiene una tarea urgente, la cual es conseguir la articulación de todos los estratos que conforman la masa juvenil, para contribuir a dar solidez al proyecto socialista; en éste espacio se encuentran jóvenes trabajadores, campesinos, estudiantes y profesionales, que conforman una inmensa fuerza social con una capacidad insospechada en todos los órdenes, la cual viene expresándose de forma periférica y con elementos de organicidad que aún no alcanzan la dimensión que requiere tan vital sector.

En nuestro proceso se ha llegado a la madurez tal que permite la comprensión de lo importantísimo de nuestro sector, un claro ejemplo de ello es haber arribado al puerto necesario e impostergable del CONGRESO FUNDACIONAL DE LA JUVENTUD DEL PARTIDO SOCIALISTA UNIDO DE VENEZUELA.

Es el momento de hacer las sinergias definitivas con los demás factores que caracterizan nuestra realidad revolucionaria, así como de aportar todo el bagaje presente e histórico de las heroicas luchas de la juventud venezolana, de esa juventud que enfrentó al imperio colonial español en los sobresaltos de los matorrales de la sierra y la costa falconiana al grito impetuoso y libertario de José Leonardo Chirinos, en los sueños redentores de Gual y España, nuestros mártires gloriosos, nuestro más universal patriota, joven trotamundo de la libertad, Francisco de Miranda. Cómo no imaginar los debates e incendiarios discursos de esa juventud impetuosa de la JUNTA PATRIÓTICA, de cuyo seno emergió nuestro Libertador Simón Bolívar, y otros igualmente valiosos patriotas; de esa juventud que en la inmortal ciudad de la Victoria se lanzó con la decisión inquebrantable, pecho abierto en flor de futuro hacia la inmortalidad al grito de «no podemos optar entre vencer o morir, es necesario vencer» arenga sublime de ese padre de la patria como fue José Félix Ribas.

Cómo no tener presente a ese joven gigante de la magnanimidad y la guerra emancipadora como fue el dilecto hijo de Cumaná, nuestro gran Mariscal Antonio José de Sucre, sangre de América mestiza, aporte de todas las juventudes de la patria grande; cómo no recordar a los cientos de jóvenes que a lo largo de nuestros primeros pasos republicanos supieron dar la cara contra el despotismo de los nuevos tiranos, de los tantos jóvenes que durante la guerra de la federación se entregaron a las causas de los descalzos al grito de tierra y hombres libres del vilmente asesinado Ezequiel Zamora, como olvidar al joven Pío Tamayo, padre del socialismo en nuestro país, sacrificado en las mazmorras gomecistas como tantos otros revolucionarios de las generaciones que lucharon contra el déspota de la Mulera, cómo no evocar en éste contexto a los jóvenes hermanos Eduardo y Gustavo Machado, a Salvador de la Plaza. Donde dejar a los tantos jóvenes que encontraron la muerte en las redadas y cárceles perejimenistas, y nuestros mártires de los años 60, 70, Livia Guvernier, Fabricio Ojeda, Argimiro Gabaldón, los hermanos Pasquier, tantos que no se alcanza a poder referirlos aquí, jóvenes todos soñadores por una nueva patria, por el socialismo; nunca podremos olvidar a los jóvenes mártires de Yumare, entre ellos: Luis Green, la Negra, El catire Morao y los más recientes en el 89, 92 y durante el golpe de estado de abril del 2002, donde la juventud venezolana entregó su dolorosa cuota de dolor a manos de los asesinos de todos los tiempos, los asesinos de siempre, los sepultureros de sueños, los cancerberos del capital.

Este es el legado histórico de la juventud actual, este es nuestro referencial y ninguno se debe olvidar, menos aún sus enseñanzas, lo que nos permitirá mantener el rumbo y sobredimensionarnos de ternura y bríos revolucionarios.

Se debe estar conscientes que el camino es de sacrificios y entrega, comprender las exigencias históricas y por encima de todo la altísima responsabilidad de la posta en continuidad, es mucho lo que está por hacerse, es un mandato de patria.

Yuri Quiñones

Twitter @YuriQuinones

 

Comentarios

10.Ago.2010 02:56 pm
henry escobar dijo:

activar un espacio para las pasonas que estan inscritas en el partido poder verificar sus datos igual que el cne

 

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