29.Ene.2014 / 04:47 pm / Haga un comentario

Hemos vistos como centenares de hombres y mujeres de todo el país y del mundo acuden diariamente al Cuartel de la Montaña, en el 23 de enero, a ofrendar con una lágrima o una oración aquel lugar puro donde reposan los restos inmortales del hombre más grande que parió Venezuela en los últimos 100 años: Hugo Chávez Frías.

 Un lugar donde en efecto parecieran coincidir la tierra que él liberó, el aire que respiró, el fuego patrio que encendió y el agua de lluvia que siempre le acompañó en la épica historia de su agitada vida. Al menos es lo que puedo percibir del genio de Fruto Vivas, el arquitecto que diseñó la nave central donde reposa físicamente el Comandante.

 Es como entrar a una válvula de paz donde el silencio está tejido por corazones palpitantes y pieles erizadas que sienten allí su presencia infinita, su grandeza, con un pensamiento distendido que apunta a su bondad, a su mirada visionaria del “Por Ahora”, a la gracia de su rostro cuando dijo “huele a azufre”, y al “Patria querida” de los blindados de Apure, en su despedida.

 Es el Cuartel de la Montaña, sin duda, un espacio de paz espiritual solo comparable con el Panteón Nacional, donde reposan los restos del hombre cuyo pensamiento y acción es la columna vertebral del tiempo que inauguró Chávez desde aquel cuartel un 4 de febrero de 1992. 200 años de lucha concentrados en Caracas, aunque con algunos vacíos.

 Bajo las frías lápidas del Cementerio General del Sur están sembrados héroes que levantaron las banderas de Bolívar y alimentaron el espíritu revolucionario de Chávez. Argimiro Gabaldón, Fabricio Ojeda, Jorge Rodríguez, Aquiles Nazoa, Alberto Rudas Mesones, Los hermanos Bottini Marín, Sergio Rodríguez, Alirio Ugarte Pelayo y quien sabe cuántos otros mártires sin identificar están allí, como fue el caso de Noel Rodríguez.

 Un cementerio que bien podría convertirse en una ruta histórica como la del centro de Caracas, recuperado diligentemente por el gobierno local. ¿Acaso no es la misma lucha la de Argimiro y la de Bolívar o la de Chávez con la de Fabricio?; ¿No es la misma independencia por la que se luchó en distintos periodos históricos?;

 Mientras las autoridades se responden yo escucho sigiloso “no permitas que tu dolor se esconda”, del gran Argimiro, recitado por su hija Tatiana y Gloría Martín, junto a Pura Soto Rojas, en la tumba de aquel hombre, justo cuando se conmemoran 56 años de la caída de Marco Evangelista Pérez Jiménez, el 23 de enero. Un privilegio.

 Algunos burócratas creerán que son fantasmas del pasado comunista del siglo XX. El “cadivismo” les inocula la sensibilidad histórica. Hacer Patria es reivindicar lo nuestro, tal como reivindicamos a Bolívar, Miranda y a Maisanta. No basta con limpiar solo por donde pasa la novia cuando queremos rasgarnos las vestiduras en alguna fecha histórica.

Jesús Manzanárez

 jgamanzanarez@gmail.com

 @Manzanarezjesus

 

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