En el momento histórico a sabiendas de la disyuntiva entre lo que decimos y lo que hacemos, entre la teoría y la practica revolucionaria, necesario es reflexionar sobre si lo que estamos haciendo cada uno de nosotros como revolucionarios, surte algún efecto en el entorno, ya que si no lo estuviese surtiendo, el accionar seria estéril, seria en vano.
Como revolucionarios debemos medir nuestra huella, nuestro impacto social, ya que el revolucionario es el encargado de impulsar los cambios radicales desde su ámbito local, que se traducirán en cambios en lo global, ya que cada acción nuestra esta estrechamente ligada a un sistema, donde hay una interdependencia y una interrelación de todos los elementos que lo constituyen.
Entonces por ello debe entenderse que nuestro enfoque del trabajo a realizar desde cualquiera que sea nuestra trinchera para consolidar el socialismo, debe ser absolutamente incisivo a la hora de atacar al sistema capitalista como nuestro máximo enemigo en esta lucha dialéctica.
Nuestro trabajo debe ir orientado a demoler con ideas y acciones, la estructura del estado dominante (Estado burgués) y abrir paso de una vez por todas al estado comunal, donde debe existir el hombre nuevo y la mujer nueva, donde debemos implementar un nuevo sistema económico y al mismo tiempo ir al rescate de nuestra cultura, donde el sistema político estará basado en la doctrina del poder popular y donde las relaciones sociales estén basadas en lo necesario, por encima del interés.
Es allí en ese modelo de estado donde comenzará a germinar la semilla de la nueva sociedad, donde dejaremos a un lado el antropocentrism0 para comprender que somos parte de un gran sistema en el que nadie es, en si mismo una isla, sino un elemento que compone ese sistema, donde la madre tierra no sea vista como un instrumento al servicio de la especie humana, sino mas bien vernos a nosotros mismos como parte de ella, entonces esto pasa por comenzar a comprender que venimos de la tierra, estamos en la tierra y vamos a la tierra.
Nuestras acciones deben ser determinantes en cualquiera que sea el accionar, ya que si no resulta así, entonces estaríamos siendo pasivos y en gran medida obstáculos del acontecer, puesto que somos elementos de un sistema cambiante y como parte de ese sistema no es beneficioso para la revolución el ser estático.
Debe también comprenderse que cuando se hace socialismo se deshace capitalismo, cuando se construye socialismo se destruye capitalismo.
Ambos sistemas no pueden convivir del todo ya que uno es la contradicción del otro, solo convivirán en un plazo denominado transición.
Ahora, somos nosotros los que aceleraremos esa transición del capitalismo al socialismo, con trabajo y propuestas concretas, muy por encima de discursos llenos de retorica y gestiones telefónicas, debemos educar a nuestra dirigencia y recordarle que la revolución y el socialismo no se hacen por teléfono,
Se hace en la calle, en las comunidades, de la mano con el pueblo, recordemos que la revolución requiere de sacrificio, tampoco pretendamos hacer una revolución sin sudarla.
También es importante comprender que cuanto menos juego le hagamos al capitalismo, en esa misma medida estaremos aportando a la construcción de nuestro socialismo, entendiéndose el posesivo «nuestro» no en lo territorial, sino más bien por el momento histórico. Es por ello que se hace un llamado a la reflexión a todos nuestros hermanos revolucionarios, a borrar esa imagen del ser humano, visto, como un consumidor aberrado que busca cubrir las necesidades que el capitalismo nos ha inventado, y más bien reivindicar al mismo como beneficiario que da cobertura a necesidades reales.
Aquí no debemos aspirar reducir o disminuir las contradicciones entre los sistemas en pugna, de lo que realmente se trata es de superar dichas contradicciones, pulverizarlas y sepultarlas, entonces, cuando ello se logre, vendrá el amanecer del socialismo.
Tenemos:
Siete líneas estratégicas
Cinco motores
Tres raíces
Un líder… el comandante Chávez.
Esa es la consigna!
Patria socialista o muerte… Venceremos!
José Luis Loaiza Tibaquirá
loaizajoseluis@gmail.com