La Revolución Bolivariana vuelve a ser asechada por sus tradicionales enemigos: la burguesía parasitaria rentista y el imperialismo. Nuestra condición de primera reserva energética mundial, la ubicación geoestratégica del país y el prestigio internacional de Venezuela, legado de los esfuerzos del Comandante Eterno Hugo Chávez, nos hacen apetecible a los ojos y manos de quienes, desde siempre, han usufructuado esas riquezas, arrebatadas a su legítimo dueño: el pueblo venezolano.
La agenda de la oposición se aleja cada vez más del sendero democrático. Han preferido seguir ensayando atajos, y por esa vía habrán de recibir derrotas tras derrotas. Esa conducta demuestra fehacientemente que dichos sectores han enajenado su capacidad de auto conducción política.
Ayer fue el golpe de estado, el sabotaje petrolero, la guarimba y el llamado a paro nacional, hoy el libreto, casi calcado del empleado en otros países latinoamericanos, marca lo que el presidente Maduro ha calificado de “guerra económica” con fines desestabilizadores, sin importarle a esos grupos políticos la suerte de la nación y sus instituciones.
En ese cuadro se inscriben estrategias antipatrióticas que van desde las practicas agiotistas del desabastecimiento y el acaparamiento de bienes de consumo masivo, hasta el criminal atentado contra la estabilidad del signo monetario. Podría decirse que el momento se caracteriza como una guerra de cuarta generación o baja intensidad, la cual debe ser enfrentada de la manera más enérgica, no sólo por el gobierno sino por todos los sectores comprometidos con el destino superior de la Patria.
Modalidades tan perversas como la defraudación al fisco nacional para provocar una severa erosión en nuestras reservas de divisas que nos coloque en seria desventaja en los escenarios del comercio internacional, han hecho presencia en la forma inescrupulosa como actúa la derecha desnacionalizada.
El primer presidente chavista, el obrero Nicolás Maduro, ha anunciado sin ambages estar dispuesto a enfrentar – con toda la fuerza de la ley – esta sofisticada manera de delinquir. En ese sentido, el Jefe del Estado dijo: “Vamos duro contra los que están saqueando la nación y los que están chupando los dólares de una Patria que coloca sus divisas para el desarrollo nacional y no para el enriquecimiento de grupos oligárquicos perversos y parasitarios”.
Lo sensato, correcto y lógico sería que el presidente Maduro contara con el apoyo de todos los sectores de la vida nacional, por encima de cualquier circunstancialidad política, pero ya sabemos que no es, precisamente, el patriotismo y la sensatez lo que priva en el accionar de esos actores políticos obcecados por las ansias de poder y de lucro fácil, negando el valor ético y moral del trabajo productivo como factor fundamental de un genuino desarrollo del país.
Comentarios
Hanthony Coello continua demostrando su claridad conceptual que lo ha llevado a convertirse en un referente obligado del liderazgo joven de Nueva Esparta y Venezuela. Tiene profundidad en el análisis de temas complejos y, sobre todo, honestidad intelectual. Lo hemos visto crecer política e ideológicamente, por eso queremos hacerle llegar nuestra sincera palabra de estímulo.