3.Dic.2009 / 11:03 am / Haga un comentario

Honduras sigue siendo el centro del tablero político internacional. Y es que las elecciones para elegir a un nuevo mandatario que tomará posesión de la Presidencia de la República, se hicieron bajo un supuesto ilegal e ilegítimo, cobijado bajo la sombra de un impune golpe encabezado por el dictador Micheletti el pasado mes de junio. Han sido varias las críticas y objeciones a través de las cuales se han pronunciado países como Argentina, México, Brasil y Venezuela ante esta realidad política, la cual ha sido objeto de análisis desde el punto de vista de conceptos como el de soberanía, legalidad y legitimidad, entendida la misma como el reconocimiento del pueblo hondureño a sus autoridades escogidas por la vía popular y democrática.

Zelaya desde el punto de vista legal y legítimo, actúa en defensa de los derechos del pueblo, clama porque la constitución sea respetada y los procesos populares sean llevados a cabo con la mayor transparencia y eficiencia posible, para la satisfacción de las necesidades comunes de cada ciudadano y en consecución de los intereses nacionales. Micheletti sin embargo, un golpista que irrumpe el orden político, viola la constitución y desestima la voz, la protesta y los derechos de los ciudadanos, evidencia en su totalidad su intención de corromper las bases democráticas y estructurales que conforman a la sociedad hondureña, lo cual está establecido en los principios de libertad y participación que sustentan el sistema político de Honduras.

Estas elecciones en Honduras constituyen una farsa, una burla al sistema de participación política popular y democrática de Honduras y del mundo entero, y es que ¿cómo pueden celebrarse unas elecciones en un país asediado por militares que reprimen a su propio pueblo?, ¿cuál es el grado de confiabilidad que pueden tener esos resultados?, ¿cómo pueden haber elecciones si no hubo campaña electoral, si los mismos hondureños no conocieron a sus candidatos?, ¿cómo se puede legitimar un voto que tiene como base la violencia, la represión, la arbitrariedad?.

Honduras tiene un solo objetivo: ¡resistir!, los pueblos del mundo, las organizaciones democráticas, los partidos políticos tienen un propósito, desconocer tajantemente a la dictadura hondureña y rechazar los resultados obtenidos en estas pseudo elecciones. La derecha del mundo tiene que saber que el mundo cambió, que nos encontramos en un momento histórico cuyo único objetivo se enmarca en la profundización de la democracia social, en donde sean respetadas las decisiones del pueblo.

Se resalta sin embargo que la sociedad hondureña debe defender ante todo sus valores cívicos, ya que no hace hasta veinte años atrás, era una sociedad cuya conducción estaba en manos de dictadores. No se puede echar por la borda años de lucha para la consolidación de la democracia y la apertura de los canales de participación, la opinión del pueblo debe seguir siendo escuchada, las instituciones deben dar respuesta a las necesidades de cada ciudadano y el liderazgo político emergente debe activar la integración del pueblo a cada proceso de transformación histórica y social.

El pueblo de Venezuela, quien ha manifestado su soberanía y desempeño electoral en múltiples ocasiones desarrolla un papel trascendental en este proceso. Venezuela a través del liderazgo político del Presidente Hugo Chávez, debe ser la punta de lanza en el sostenimiento de valores como la justicia y la igualdad en los procesos democráticos, desestimando cualquier actuación que vaya en contra del hilo constitucional y que desconozca las autoridades legítimas escogidas en Honduras, derrotando el golpismo y la exclusión, aclamando que sean respetados los valores del pueblo soberano, quien es el que escoge el liderazgo político que debe conducir y marcar la realidad histórica y política de la sociedad, así como el desarrollo estratégico del país.

Hector Rodríguez Castro

http://hectorrodriguezcastro.blogspot.com/

 

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