22.Feb.2010 / 05:13 am / Haga un comentario

Como ya hemos dicho en reiteradas ocasiones, lo que en Venezuela conocemos como «los manos blancas» no son nada creativos, no son producto de la independencia de los estudiantes de las universidades autónomas y privadas o de su capacidad política, por el contrario, son una mala versión de las llamadas revoluciones de colores.

Estas revoluciones de colores surgen como una estrategia comunicacional y política, implementada por los EEUU de Norteamérica en los países que antes pertenecieron a la Unión Soviética, para tratar de contrarrestar la fuerte influencia socialista y tomar el poder. Su actividad consiste en utilizar a los jóvenes de la burguesía, induciéndolos a través de consignas prefabricadas por las empresas de marketing político, de la presencia mediática bien programada y de la conformación de una agenda de calle de carácter foguista, todo esto respaldado con un fuerte financiamiento otorgado por organizaciones de la extrema derecha norteamericana.

Se ha pretendido aplicar esta estrategia en países como Bolivia, Ecuador e Irán y por supuesto en Venezuela, en la mayoría de los países ha fracasado producto del proceso de organización y madurez de los pueblos.

En Ucrania, donde en principio se pensó que esta estrategia había triunfado, ya que en 2004 fue escenario de la «Revolución Naranja», color que la identificó en ese país, y que provocó que Víctor Yanukovich dimitiera en su cargo de Primer Ministro, y se repitieran las elecciones, en las que resultó favorecido el candidato pro estadounidense Víctor Yuschenko, hoy vemos los resultados electorales, del 7 de febrero, que dan al traste con esa línea política y el mismo Yanukovich retoma el poder, concedido por la vía electoral. Todo esto se debe a que los pueblos encuentran la vía para identificar la verdad, y terminan tomando el mando de su destino.

Hector Rodríguez Castro

http://hectorrodriguezcastro.blogspot.com/

 

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