5.Feb.2010 / 09:56 am / Haga un comentario

Sucre es ejemplo de juventudes. Con apenas 13 años de edad inició su carrera militar, coincidiendo con los primeros gritos de libertad que se escucharon en el continente suramericano y que salieron de la ciudad de Caracas, donde el joven Sucre realizaba sus estudios. Su familia abrazó inmediatamente la causa republicana y se entregaron por completo a la revolución.

Así, Antonio José de Sucre con apenas 16 años de edad se involucra en la lucha por la libertad de nuestro continente, al ponerse a las ordenes del generalísimo Francisco de Miranda, y no descansa en su lucha hasta que es alcanzado en Berruecos por la bala de la burguesía, que lo mandó a matar para así evitar que el sueño de Miranda y Bolívar se consolidara.

Durante todos los años de lucha, el mariscal fue sometido por la historia a innumerables pruebas de valor, lealtad y de constancia y en todas salió vencedor. Iniciando su recorrido bajo el mando del caraqueño universal que fue Miranda, luego pasó a formar parte del ejército liderado por Mariño, hasta que pasó a servir directamente bajo las ordenes de Bolívar. Fue el responsable de las negociaciones del armisticio que puso fin al período de guerra a muerte y dio inicio a lo que hoy conocemos como el derecho humanitario y derecho de guerra. Comandó al ejército del sur, donde resaltaron sus dotes diplomáticos al lograr la unión de Quito a la Gran Colombia. Igualmente fue responsable de la creación de Bolivia, convirtiéndose, con apenas 31 años, su primer presidente. Liberó a Perú y presidió el Congreso Admirable.

A los 29 años de edad es ascendido al grado de Mariscal, honor que sólo se gana en combate y que fue producto de su impresionante victoria en la batalla de Ayacucho, donde, con apenas un poco más de 5 mil soldados republicanos, venció a un ejército español que lo doblaba en cantidad. Dicha victoria sacó del continente suramericano al último reducto del ejército imperial y consolidó la libertad de nuestros pueblos.

Hoy, a 200 años de la lucha emancipadora, el pensamiento y el ejemplo del Mariscal Sucre sigue vivo, el joven eterno, sigue latiendo en los corazones de la juventud bicentenaria. Hoy más que nunca debemos ser como Sucre, leales al sueño bolivariano, constantes, humildes, disciplinados, organizados y poner todas nuestras fuerzas por consolidar la libertad, la igualdad y contribuir a alcanzar la mayor suma de felicidad posible para nuestros pueblos.

Hector Rodríguez Castro

http://hectorrodriguezcastro.blogspot.com/

 

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